Detrás de la vieja estatua
atornillada a la plaza
en un asiento de fierro
que al moverse rechinaba,
se encontraba la experiencia,
por los años agotada.
Y....comencé a divagar
...siete decadas pasadas.
Donde comenzó el camino,
por este cuerpo a observarla.
La vida que en un comienzo
fué brillante como el bronce
de esa señora anclada,
me veía igual que ella
de la mano de mi madre.
Cuando mi destino era
la misma escuela de mis padres.
Y en el correr de los años
de esa carrera imparable
te encontre ese día
entre las flores y el aire.
De tus quince primaveras
tan fresca como la tarde.
El tiempo se desprendió
como el libro en la clase,
y recordé emocionado
tu nombre junto a la estatua.
Ya...son solo recuerdos
agradables de la vida,
que terminaran solo
cuando comienze la ida,
de esta alameda grande.
Reflejo de la existencia mía.
Ahora te vuelvo a mirar
señora de obscuro traje.
Ennegreciste tu vida
y no has movido ni un paso,
en cambio la mía ha sido
un caminar tranco a tranco.
Y...hoy me veo algo más viejo
con mi pelo ya muy blanco,
buscando solo el recuerdo
de ese nombre ,a tus pies grabado.