¡Cuanto no daría... por ser!
¡Cuanto no daría, por volar al cielo!
Por dejar la carne y substraer al cuerpo,
convertirme en ave y elevarme lejos…
muy cerca del sol, muy cerca del viento.
Emprender mi marcha hacia el universo,
hecho sólo átomos y oxigeno nuevo,
y llenar los aires con mi etéreo cuerpo/
para que la vida, me sienta sereno.
¡Cuanto no daría, por ser el silencio!
Porque ningún ruido perturbe mis sueños…
dormir sobre plumas, despertar contento,
lleno de alegría y lleno de ensueño.
¡Cuanto no daría, más cuanto yo tengo!
No poseo nada, más que mi pobreza/
y en mis dos luceros, nubes de tristeza,
que cualquier pellizco, a llorar me tienta.
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