Vuelvo,
tras la propia pisada
de diáfano arquetipo,
a la placidez vulnerada...
en peculiar tributo
a la calmosa pesadumbre,
escamoteada por avispados sumisos...
segregada en el lance recopilado
de un insinuante brotar somero,
reprobado con prontitud...
Hojas del viento, disimuladas
entre frivolidades derogadas,
que afloran entre sutiles murmullos
de un pálido otoño...
Regresan las noches secas
de divagar incierto,
atrapadas de sombras vulnerables...
entre colores abrumados
con cierta dosis de intensidad palpable...
envueltas en melancólico ébano.
Me encuentro a la desvelada felonía
de improvisado bosquejo,
espoleada por ajeno sentimiento...
En un amago de ingrávido desencanto,
duermo los ojos para no ver nada y
el viento me atrapa con su canto,
entre aromas de almohada cansada
de olvidados duelos y quebrantos...