No nacen las palabras cuando sentado intento parirlas
En esta noche estrellada intento retratar esta ironía de quererte sin tenerte
De imaginar que estás a mi lado, desnuda, acostada, relajada
Lista para entregar la sabia de tus pechos,
Y siento tu presencia, presente en la ausencia.
Mis manos extrañan los besos de tus pechos, como si siempre los hubiese besado,
Tu pubis extraña la humedad de mis besos, las caricias de mi lengua,
Mis besos, solo extrañan besarte, besarte la frente,
Los ojos y los labios, los de arriba y los de abajo,
Extraño acariciar tus mejillas con mi mirada, enredarme en tus cabellos,
Tomar tu mano y creer que eres mía.
Y camino por senderos llenos de nada, mientras llego a la conclusión
Que no puedo decir te amo, con un te amo,
Cuando no nacen las palabras correctas para referirme a tal sentimiento,
Y mi tiempo sin ti es siempre invierno, y cuando estoy contigo
Es otoño, la primavera no llega, la primavera nunca llega,
Ni siquiera cuando estás desnuda y quiero bañarte con la sangre de la rosa.
Si Dios existiese ha de tener tu rostro, si tú existirás, serías mía,
Si el amor no fuese efímero, quisiera vivir eternamente junto a ti,
Pero el amor pasa, y gracias doy porque la vida también,
Gracias también porque el tiempo pasa y no se detiene, pues seria nefasto para mi corazón
La condena de vivir eternamente sin besarte, sin tenerte, sin poseerte.
María o Verónica, no importa tu nombre, sólo quiero tu esencia
Tu aroma de desnudes, tu dulzura de anís,
Sólo deseo tu cuerpo, tu alma y corazón
No tiene importancia el nombre, ni el credo, ni el color de tu piel,
En esta noche solo me importa que nazcan las palabras
que no puedo terminar de parir.