Si el amor tuviera color
sería el azul del cielo,
y si tuviera un sabor
sería el de un caramelo.
No hay que pensar en color
cuando del amor se trata,
pues esto sería un error
y una sorpresa no grata.
Y si hablamos del sabor
es aún más delicado,
pues tendremos el temor
de habernos equivocado.
Que cada uno lo exprese
de la manera que quiera,
lo importante es el quererse
sin que exista una barrera.
María B Núñez