Viajé y viajé...
me zambullí en sinuosas hondonadas
y escabrosos negros y azarosos ocres,
navegué en un mar de brea
y vislumbré las orillas del infierno...
y seguí...
Viajé y viajé
y aspiré el aroma de artísticos jardines
me solazé en los prados de idílicos colores
y navegué entre mares de místicos corales
surcando cielos de azules infinitos.
Viajé y viajé y renací...
porque en ese viaje a mi conciencia
me percaté de una verdad total:
Estamos hechos de materia dual
y no es ni buena ni mala nuestra esencia.
Y en este viaje hacia el origen interior
los escabrosos negros me dolían
y los artísticos jardines me inspiraban
mientras mis ojos exteriores comprendían
todo lo malo que mi estela fue dejando
y lo poco bueno que mi impronta no ha borrado.
Y en ese viaje a mi interior...
no me quedé extasiado.