Hay un sueño que me embarga cuando duermo,
un sueño dulce, enfermo,
húmedo.
Al despertar te veo,
me robas el alma,
me salgo de mí,
te poseo y un desplante tuyo
me devuelve bruscamente
al mundo real.
Regreso a mi cama,
vuelvo a soñar,
tu y yo, desnudos en tu lecho,
reina en tu alcoba
el claro oscuro de la luna,
entre luz y penumbra,
tu mirada clavada en mis pupilas.
Sueño un sueño que quiero realizar,
ser tuya,
que seas mío,
no de la brisa,
mío nada mas,
quiero amarte,
danzarte mi cuerpo
sobre el tuyo,
como una serpiente que se desplaza
por todo tu desierto,
en busca de la tierra prometida,
y tomar de tu orgasmo ese elixir de vida,
que me hará gemir
de felicidad y placer,
y ya rendida dormir
en tu pecho arrullada por tus latidos.
Pasar la noche en tu cama
los dos abatidos
de tanto amar,
y cuando amanezca amarnos más
y en la tarde y en la noche que le sigue,
si dios nos lo permite
y la vida y el destino.
Sueño que estas a mi unido,
en alma, en cuerpo,
luego calma
y empiezo de nuevo a existir.
Pero despierto para verte de nuevo en tu volcán
y yo por siempre en mi polo frio.