"En el aprendizaje de la vida/ sabes que has logrado graduarte,/ cuando quien te ama no te olvida/ y deja todo por buscarte".
No le repitas tanto que lo amas sólo a él,
no hagas promesas que no has de cumplir,
sabes que hay en todo tu cuerpo, en tu piel,
deseos que llegan a ser del todo insaciables,
pero en tu historia mujer no hay culpables
que no sean tan solo esas ganas tuyas de vivir.
No te conformas con mil besos apasionados,
quieres más porque te lo pide tu naturaleza.
Eres feliz al saber que hay unos enamorados
que de tus encantos se sienten todos presos,
que mueren por tus caricias y por tus besos
y están cautivos sin remedio por tu belleza.
Con ninguno será jamás en serio tu nexo,
sólo dejarás que prueben, que te adivinen,
que te vean admirados como diosa del sexo.
No podrás ser para ellos una mujer más
y serás tú la que muy segura los dominarás,
aunque a veces permitirás que te dominen.
No le jures más que sólo a él le perteneces
o si lo haces, trata de hacer una excepción.
No pienses en otros cada vez que lo beses,
no menciones otro nombre cuando lo llames
y si lo vas a amar cuando desnuda lo ames,
que no tenga sabor a infidelidad tu pasión.
Pero eso sería ir contra ti como ya he dicho,
porque es algo inherente a tu esencia de mujer,
para ti todo es en serio y a la vez un capricho,
cada enamorado tuyo es el fruto de tu siembra,
eres la que controla, la que provoca, la hembra
la que desea y necesita siempre dejarse querer.
De un único amor te resulta muy difícil hablar
y sólo quieres, coqueta al fin, aumentar la lista
de los hombres que tras de ti se pelean por estar,
algunos sintiendo amor por tu femenina locura,
otros porque contigo les encanta esa aventura
y los que son víctimas del amor a primera vista.
Eres muy mujer y ellos bendicen tu coquetería,
pues los momentos contigo son extraordinarios,
tú amaneces muy segura siempre de que cada día
no habrá rechazo hacia ti de parte de ninguno
y seguirás cada noche durmiéndote con uno
y con unas ganas locas de despertar con varios.