Salí de mi casa
libre de ataduras
nadie me ataca
tengo una armadura.
Salí alegre de mi casa
a enfrentar al mundo,
no envenenan mi alma
con ningún gesto iracundo.
Salí de mi casa
y voy blindado
con la esperanza
voy cobijado.
De casa salí,
lleno de protección;
porque al salir oí
de mamá su bendición.
Alejandro J. Díaz Valero