Se cerró el pacto de palabra entrelazado en las manos, con la fortaleza del acuerdo comprometido.
Bajo el entendimiento del todo con la amistad a prueba, sin que en medio se diera tregua para ablandar el camino recorrido, por fuerte que fuera la arremetida, se sostendrían aquellos “Amigos”.
Acosa el tiempo entre esos dos, como la rapaz ave que observa y espera la agonía de su presa.
Acosa la traición acompañada del cinismo, para llegar acolitada por el tiempo, consiguiendo que el sello de lealtad en ese pacto, sin vergüenza no llegase a cuenta.
De todo solo quedará el recuerdo de quien prometió y no cumplió y una herida como en la madera perforada por clavos retirados, que jamás se borrará en uno de esos dos… “AMIGOS”.
ERNESTO MONROY GONZÁLEZ