Cuando se vuelca el cántaro del universo,
Mi poema se derrama entre los pliegues del mundo.
Ella emerge como un ángel vagabundo
Y juguetea en los rosales de mis versos.
Con su risa de inocencia y de alegría,
Ella envuelve con cariño mi alborada.
Con sus manos pequeñitas y aromadas
Suelta el viento que en la noche se dormía.
Ella canta, sueña y baila en el pimpollo de un futuro,
Donde mis ritmas se mecen con telarañas ansiosas.
Su corazón que es mi gloria, celoso oculta mi prosa,
Besa el vaho de la distancia y de deja su ofrenda en mi muro.
Esta senda de cruces y Magdalenas dormidas
Se hace milagro en su pensamiento.
Mi poema brota desde el infinito de mi sentimiento.
Sólo quiero que ella me lea, de rodillas y a escondidas.