Sentado, tranquilo,
escucho el silencio.
Se quema un incienso
viendo la oscuridad.
Mi te que se enfría,
como un cuerpo muerto,
palpando el vació
de mi felicidad.
Me siento un intruso
hurgando en tu mente,
como un delincuente
de la navidad.
Todo muy confuso,
aprieto los dientes,
no digo presente,
no quiero pensar.