Desconcertados los recuerdos
en la espesa niebla yo te busco,
pero no te encuentro…
Ya no eres mía
y me doy cuenta de ello
mientras que en esta noche fría
y por oscuras callejuelas me pierdo.
Sé que ya no eres mía
y mi postrer aliento
busca en la agonía
acabar con el sufrimiento…
De mi cielo,
tú eras mi estrella;
de tu firmamento,
yo creí ser tu lucero.
De mi río
tú eras mi lecho
y con mi amor
yo te llenaba de tequieros.
Hacías de cada día,
un día eterno,
y de gozos y alegrías
llenabas todo mi tiempo.
¿Quién convirtió
en mortaja el sueño
de aquella ola?
¿Qué pasó
con nuestros anhelos?
¿Quién puso en tu boca
aquel lamento?..
¿Por qué te empeñas
en ser un fuerte viento
cuando de mí te alejas?
¿Por qué no te conviertes,
al ver que ya muero,
en otra hoja de otoño
para mi frío invierno?
¿Por qué hoy yo te veo
como un huracán
que deja todo yerto?
¿Por qué en tus labios
lo único que leo
es hastío y sufrimiento?
¿Por qué lo haces, amada mía?
¡Por favor, dímelo,
te lo ruego!
¿Por qué, amor mío?
¿Por qué…si yo aún te quiero
si yo aún te deseo,
si yo aún te venero
todos los días
en el ara de mis pensamientos?
Poco a poco, verso a verso
con mi ánima atormentada,
me convierto sin quererlo
con despojos de mí mismo
en luz, en mar o en vasto universo…
¡Ojalá sea pronto mi cuerpo
una sepultura vacía
para que sean tus besos
los que llenen una y otra vez
lo que no llenan los silencios!