Con gesto de quién solitario vive,
sueña el poeta perderse entre sus versos;
sentirse uno en el parnaso
donde nace la emoción;
tocar con los dedos el lienzo
dibujado con los silencios
- firmamentos infinitos-
construidos en el ayer.
Separarse de su hoy
como el barco de sus amarras,
y perderse en el ancho mar
sin norte ni rumbo
ni puerto donde arribar.
Es la grandeza y la miseria,
a sorbos bebidas en el cáliz
del fugitivo sentimiento;
es la fuerza que loca y sin dueño
estalla en la puerta del corazón;
es la palabra que no se dijo
y de la que nació, indómita y rebelde,
la cruel indiferencia.
(Jpellicer)