Isaac Amenemope

EL VENDEDOR DE FORMULAS (capitulo 7)

Capitulo 7
Dentro de la cápsula, un abultadísimo capullo plasmático de apariencia brillosa, algo parecía latir con vida propia… Litbur la supervisaba con profundos ojos inquisidores, reparando en cada detalle… El plasma y el agua de mar formaban el medio isotónico que todavía mantenía los signos vitales del Sr. Valiary. -No es demasiado grande tratándose simplemente de un cuerpo –observó Aproppion. -Ha estado creciendo aceleradamente desde la última semana… Lo que más nos preocupa es el hecho de suponer que de un momento a otro se desencadene en él un proceso de metamorfosis. -¿Acaso no es lo bastante obvio? –soltó Litbur-. ¿Cómo es posible que no me hayas informado de esto? -Cuando me hablaste del equitator y mencionaste el mar pensé sin asalto de dudas que habías comprendido totalmente la situación de Valiary… Las explicaciones que expusiste me dieron a entender una relación acorde de hechos entre lo que estaba pasando con él y tu recepción concreta del problema. Eso fue lo que sucedió. -Bien, bien –incitó Litbur intentando serenarse-. No nos queda más remedio que sacarle provecho a esta situación… ¿Tú dices que el medio existente allí dentro es rico en electrolitos?... Pues bien, le jugaremos una treta a los delfines.
 Durante los siguientes dos días los diferentes equipos de trabajo se dedicaron a organizar fielmente los programas creados por Litbur, haciendo las correcciones y mejoras sobre la marcha. Josuá ya no representaba inconveniente alguno. El hecho de haber descubierto sus nacientes afectivas lo había devuelto a la pacificación de sus miedos ancestrales. Ese estado de consciencia lo aproximaba bastante a la naturaleza de la CDOI. Los delfines fueron capturados en las cercanías a la costa y pasados sin demora al domo acuariano, donde no tardaron en familiarizarse con el equipo de plataformeo, el cual laboraba sin parar soldando cilindros hiperbólicos de cristal aislante plastificado a una estructura armada de aluminio liviano. El campo acondicionado era de forma esferoidal. En realidad constituía un doble domo bien diferenciado por la superficie del agua, la línea de paso dinámica donde se desarrollarían las pruebas.
 La madrugada del día fijado resultó animosa para los equipos de trabajo, quienes vitoreaban a coro y en voz alta canciones para la ocasión. Los ordenadores terminaban por fin de secuenciar la información devuelta por el Cruisse Quark. Al colocar las señales al contraste de los procesadores de sonido se comprobó que los sonidos resultaban también interpretables en algunas áreas internas de su columna vertebral, así como en las aletas y el vientre de los delfines. Si se analizaba con naturalidad, prácticamente toda la estructura ósea del animal funcionaba como una caja de resonancia. Evidentemente, un sistema continuo de ecolocación durante los estados de vigilia sería inconcebible de no considerarse las facultades nocioceptivas desarrolladas por los delfines durante sus estadios de amplificación, otolisis y maduración nerviosa. Las características naturales del espacio tal y como se integraban medularmente en los delfines interpretados se acercaban a las de una especie organizada por el mar para progresar memorablemente su historia evolutiva desde hacía aproximadamente 75 mil años. Quedaba claro que una saturación del medio con aquellas frecuencias desencadenaría en la percepción de los delfines un trastorno, un cambio en el ritmo de su metabolismo neuronal, y en consecuencia, un nuevo sentido de propagación en el marcador original de sus coordenadas comunicativas, el eslabón de enlace entre la CDOI y la CPDP. Si el perfil lúdico y la inocencia en realidad sustentaban algún tipo de vínculo inmutable a lo amplio del proceso de aprendizaje, serían ellos capaces de emitir alguna manifestación actual acorde a las respuestas, y sólo entonces un contacto significativo del aspecto creativo con la CCPR. Para el amanecer sólo quedaban pendientes las últimas pruebas con el adecuado funcionamiento de la rejilla de separación, y el desmontaje de los andamios de apoyo, ya innecesarios. Litbur regresó a una de las embarcaciones con la intención de descansar un rato antes de dar comienzo con la última etapa del proyecto, pero Aproppion frustró la regeneración de su sabio humor mucho antes de que pudiera siquiera disponer de una sólida pizca de tiempo inconsciente. -Que bueno que te adelantaste –le dijo-. Ya iba en tu búsqueda… El soporte de la CDOI se ha alterado peligrosamente. Uno de sus sistemas se ha indigestado de manera imprevista. -¿Qué está sucediendo? –refutó, elevando el ancla que mantenía atracada su paciencia-No han estado siguiendo mis recomendaciones… Les advertí que no permitieran por nada del Cuadrante que alguien se vinculara con Josuá… Seguro que cayó en manos de esas cocineras maniáticas que nunca en su vida han visto a un niño, ¿no es cierto? -Sedujana quiere verte sin demora. -Bien, bien! Sometan a Josuá a una terapia hídrica acelerada. Quiero únicamente fluidos en sus sistemas, escúchese bien, fluidos. Corrió en dirección de la sala de rehabilitación. Sedujana le esperaba en su lugar de siempre, dispuesto a hablar poco. -Como marcha el programa antes de la prueba de la fase Cinco, centralista? Litbur orientó su mirada hacia las pantallas, en las que claramente se presenciaba el curso de los acontecimientos afuera. Comprendió así que su jefe se estaba refiriendo a su parte “primordial” de trabajo. -Debo parar señor, es para mí imprescindible en estos momentos… -Lo siento van Litbur, el tornado Irazú, cuya trayectoria hemos estado calculando durante las últimas 2 semanas, no parece preocuparle en lo absoluto nuestra posición. Estará atravesando el Cuadrante para la media noche. Debemos empezar a movernos con el ocaso, o nuestros navíos serán arrasados… Volveremos a las Bermudas. Eso significa que necesito tu cooperación a la cabeza del Nanger VII. -No tolero el rango de capitanía… Ud., lo sabe señor. -Y yo no tolero los experimentos con delfines. Considere el riesgo que implican estos traslados, y yo consideraré el tiempo que ustedes han decidido invertir en la realización de este loco proyecto. De no ser por eso el Cuadrante estaría ahora muy lejos de aquí. Litbur avizoró como las bandadas de pensamientos a punto de reposo salieron espantadas hacia lo más abierto de un mar indomable, y antes que sumergirse en oleadas de fórmulas se entregó al trascurso ahora desencadenado sobre actos inerciales. Antes del mediodía los equipos terminaron de situarse en sus respectivos lugares. Sólo dos de ellos operarían alrededor del domo, y un tercero lo haría propiamente dentro. El resto mantendría contacto desde la embarcación designada, ubicada como a 400 metros de distancia. Aproppion se presentó junto al equipo de Paul Ardea. Cuando todos terminaron de ubicarse en uno de los extremos del andén principal de trabajo, el aspecto de la situación varió notablemente. Sólo contaban con esa oportunidad, una segunda ronda de pruebas era impracticable en esos momentos, tanto para la Empresa como para quienes financiaban el proyecto. -¿Qué hay con Van Litbur? –preguntó Aproppion ajustándose a su llamativo traje de finísimo hule. -Viene en camino señor –informó uno de sus colaboradores.
 A lo largo del andén, Litbur no hacía más que caminar. Tomado de una de sus manos Josuá parecía alegre, aunque en realidad se encontrara enajenado a los eventos que protagonizaba, saltando de una prueba a otra. Un viento acelerado, frío y presagiante golpeaba con reciedad los cascos de las naves y aturdía la benignidad de sus confianzas. Una vez dentro del domo, las extraordinarias condiciones de aislamiento recogieron hasta el último desliz perceptivo, proveyendo al equipo de una atmósfera segura donde poder trabajar. -Bien –suspiró Litbur paseando su irritada mirada alrededor de las instalaciones, revisando con recelo práctico la disposición real del equipo que dirigía-. Estamos listos… Fase 5 en inicio… Los empresarios se pusieron en movimiento. Josuá fue abordado por dos de ellos, quienes le colocaron cuidadosamente un traje y equipo respiratorio. El capullo en que permanecía Valiary había sido puesto en contacto con los delfines momentos después de que arribara al Cuadrante. Litbur había formulado originalmente el proceso contando con el cuerpo del señor Valiary; eso ayudaría con mucho cuando los delfines, limitados por la malla, no tuvieran otra opción que valerse de la presencia corporal similar para intervenir en la acción de auxilio prevista. Sin embargo, el hecho de que el cuerpo se hallara en tales condiciones de conservación cambiaba el patrón inicialmente formulado. En virtud de aquel inconveniente los empresarios reforzaron la presencia corporal similar con ciertas emulaciones, capaces de proporcionar a los delfines información acerca del estado interno del capullo, a pesar de que el ingeniero de sonido aseguraba que en medio de aquella saturación cofrecuencial no tendrían problemas para captar más allá de la membrana que conformaba. Pero Litbur no quería correr riesgos, así que insistió en atraer la atención de los delfines hacia el capullo que se mantenía a flote… Al principio los cetáceos se mostraron celosos, pero poco a poco fueron respondiendo de forma grácil, a tal punto que preferían permanecer muy próximos a él, y ya en las últimas horas no se separaban ni siquiera para obtener su alimento. Para esos momentos sus comportamientos inducían a pensar en la factibilidad de la creación del circuito. -Aquí vamos, Josuá –anunció Litbur tomando la mano del chico-. No te preocupes, los delfines se encargarán de enseñarte a nadar. Un brazo mecánico los condujo hasta el centro del domo. Aproppion, Paul Ardea y tres asistentes le acompañaban. -Deténganlo, ordenó para quedar como a nueve metros de distancia. -¿Delfines, delfines, delfines! –alborotó Josuá. -¡Listos! Al agua… Josuá voló, y fue a caer por primera vez al mar, mientras el brazo retrocedía para permitir que las escenas se desarrollaran sin interrupciones. La malla había sido colocada bajo la superficie, entre seis y siete metros. Cuando subió, disparada desde su base, dividió por encima de los cinco la ágil premura de los delfines que se encontraban más próximos. Desconcertados intentaron burlar el insólito obstáculo en la profundidad, y al no conseguirlo empezaron a rastrear desordenadamente en reclamo de una entrada posible. Para entonces, la desesperación que despertara Josuá en la superficie tendía a hundirse… No tardó así en precipitarse hasta el fondo delimitado por la esfera sumergida del domo, angulado restrictivamente para los delfines, quienes repentinamente se proyectaron con fuerza hacia la malla, sacrificándose prácticamente en el primer intento. Uno de ellos quedó atontado por el golpe, mientras que el otro tomaba impulso para una segunda lanzada… Antes de que volviera a estrellarse, la malla se corrió, dividiéndose latero lateralmente en automática repuesta a la sensibilidad guardada por el jefe Sedujana en el tembloroso dedo medio de su eterna mano. El contacto con la CDOI reconstituyó el circuito revolucionado en el delfín, pero no fue suficiente para sacar a Josuá a flote, quien pataleaba alocadamente dentro del agua. El equipo arriba apostado pretendía atenderse sobre el indiscutible cambio. Observando desde las claras márgenes de la responsabilidad compartida los empresarios presenciaron la inmersión de dos de los cuatro delfines que nadaban inquietos alrededor del capullo. Litbur sonrió gratamente al frente. Josuá asomó a la línea dinámica de paso, sostenido sobre el lomo de cuatro delfines. -¡Vamos, muévanse a prisa! La membrana del capullo empezó a abrirse lentamente, permeando una amplia ranura al refulgente vacío. El agua comenzó a entrar a mares llenos llevando consigo tanto a Josuá como a delfines. Estaban los empresarios situándose justamente por arriba, cuando el capullo reventó hacia adentro originando en el acto la naciente de un futuro ciclón submarino. -Irasú ya encontró pareja -descubrió Aproppion volviéndose hacia las puertas de la inminente retirada. -No puedo creerlo –tartamudeó Litbur lanzando lo más íntimo del fin al irreversible paso con que se confundía a la vida-. Se nos ha ido….