En el abismo de las horas que no te tengo,
se me detiene el mundo buscando tus recuerdos.
En el momento exacto en que te veo,
siento el tiempo que pasa fugaz por mi cuerpo.
El deseo de mis manos se inmortaliza,
tratando de buscar el contacto con tu piel.
Y sabré de pálida luz que se asoma cada mañana,
en que no te tengo guardado en mi cama.
Lecho de sueños, manojo de deseos,
cuando despierto y a mi lado reposas.
Saben mis manos recorrer tu cuerpo,
en noches desiertas de anhelos.
Sabe mi voz pronunciar tu nombre en silencio.
Sabe mi alma saciar tus deseos.
Ven a buscarme en esas noches,
en que me siento perdida
por culpa del maldito tiempo,
que destroza lentamente mi vida,
al ser eterno, cuando no te tengo.
(13/10/2002)