Sé que lloran tus lagrimas de párpados
por antiguos nombres de secuestros,
pero hoy retornaron a nuestros silos de gramas
las derruidas pieles de oscuros ancestros/
Entre tu y yo, amada,
se extendieron
nuevas alas de plumaje ardiente.
Lo supe cuando en tu reclinado vientre
fui soltando besos en tus poros de vértigo
y en los piélagos en crecimientos
íbamos juntos a las copas del agua batiente,
en las alas inmóviles de un reloj sin tiempo/
Unidos en uno ascendimos farolas latientes
iluminando oscuras sombras traidoras
de los labios del crepúsculo a las bocas de la aurora/