Me quedo aquí,
para saciar la sed de tu boca marchita,
guardarte compañía,
sostener tus brazos ardientes,
depositar néctar de duraznos
en tus labios moribundos.
Me quedo aquí,
sacaré las espinas enmarañadas en tu pelo,
limpiaré las llagas sangrientas
con el rocío fresco de la madrugada,
recorreré cada palmo de tu cuerpo
con caricias de terciopelo.
Me quedo aquí,
para presenciar tu despertar,
verte renacer en la alborada
uniendo nuestras mieles
y explotando en burbujas de oro;
deliciosas gotas de champaña pegadas a los labios.
Me quedo aquí,
mujer nací par llevarte en mi pecho,
ungirte de ternura con besos de luna,
olfatear el sudor que sabe a sexo,
me quedo aquí contigo “ensemble”;
escuchando las notas de una flauta lejana.
Merche DemBar
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