En cada momento de tu ausencia,
cuando el tiempo se hace intenso,
cuando añoro tu presencia...
siento que eres mi universo
y eres parte de mi esencia.
Cuando el reloj se detiene,
cuando todo queda quieto,
cuando mi mano te busca...
se vuelven agua mis ojos
y desespero por verte.
Y en mi triste recordarte,
sintiendo lo que no quiero,
oscureciendo mi día,
pensando cuando vendrás...
siento tu mano en mi hombro
y retorna mi alegría.
Agradezco a Dios por verte,
por tenerte y abrazarte,
por amarte una vez más,
por la felicidad sin palabras,
que tu presencia me brinda.