Jesús, sabes que soy un pecador
que no merezco tu inmensa bondad.
Sabes que en ocasiones, sin pudor,
aparto el bien en pos de la maldad,
y que alguna vez fui el labrador
que sembró temor y desigualdad.
Regocijándome en ese momento
en que mi hermano ardía en su lamento.
Jesús, sabes que soy un pecador
que clama ante tu generosidad,
esperando de tu infinito amor
que de este pobre hombre tengas piedad,
y vuelva a ser ese benefactor
que siempre hablaba con sinceridad,
y aliviaba a todos de su tormento
echando todas las penas al viento.
Jesús, sabes que soy un pecador
que abusando de tu benignidad,
te suplica un visaje redentor
que me ofrezcas como gran caridad,
y así volver a ser el sembrador
de amor, esperanza y felicidad.
Querido Jesús, de mi alma alimento,
estando en tu gracia, estoy contento