Fuiste luz de ventana,
agallas del pasado,
esperanza del futuro.
Carcomías la tristeza que rondaba
la sutil alegría del presente,
y en tus manos nacía lo que la nada no decía.
Ventana vidente
que mostraste en aguas,
las intangibles aves y nubes con su cantiga de rosas,
pero aquellas espinas ancló la duda en tu diestra,
donde el corazón entendía el amor,
y en tu siniestra entra sutilmente el horizonte,
donde la certeza hacia su reverencia.
Así el amanecer se conjugo;
dolor y amor reconocieron el vivir,
izquierda y derecha conocieron la armonía,
por eso en el medio,
mi memoria aun guarda
un te quiero.