El sol sangra gotas de luz sobre las olas,
gotas rojas que estallan al besar el océano,
y el agónico horizonte me retrata
con la fugaz gaviota en postrero vuelo.
Me agazapo de los barrotes de la vida
mientras navega mi alma condenada
y sobre el silente mar de un horizonte muerto
bogan mis ilusiones sin norte, a la deriva.
Con sus alas exhaustas y mal heridas
va cargando mis recuerdos y congojas .
Es un salto al abismo sin retorno,
es un grito, un adiós, un para siempre.
Está tarde gris que pinta mi nostalgia
brota en mi corazón un último gemido
y crece mi dolor cual humareda,
y muere mi esperanza en un suspiro.
Ya estoy con un pie en el estribo ,
ya se marcha aquel incomprendido
y veo desde aquí inmolarse sus huesos
y perderse en el polvo del camino.
Eugenio Sánchez