Madre es la mujer bendita,
que con creces educa a su hijo,
que lo nutre de cariño,
y corrige su sendero.
Madre es la mujer que sufre desvelos
por cuidar a su hijo enfermo y
que da su vida entera
al ser que creó en sus entrañas.
Madre es la mujer que comparte
el triunfo y fracaso de su hijo;
madre es la mujer que inspira
grandes historias épicas.
Madre es la mujer que forja
la confianza en el futuro,
es la mujer filantrópica
que con mesura, demuestra benevolencia.
Madre, es la mujer que llora la ausencia de su hijo,
que recuerda su infancia,
que lamenta su partida
y clama su regreso.
Madre que llora por la ingratitud del hijo,
que la ha abandonado;
madre que clama por el hijo desleal
que se ha marchado.
Madre que refleja el paso de los años,
que con manos maltratadas y cabello blanco,
reza por su hijo y llora en silencio
anhelando su retorno.
Madre que se ha enfermado
por las noches de desvelo
y tristeza transformada
en llanto y dolor.
Madre que ha partido de este mundo
con un anhelo que jamás se hizo realidad;
madre que derrama bendiciones
y deja un vacío, difícil de usurpar.
Madre, templo de sabiduría;
olimpo de fraternidad,
monumento a la belleza
y obra de generosidad.
El tiempo lo dice todo,
la madre ha partido de este mundo,
el hijo vuelve a casa,
pero jamás encuentra a su madrecita.
Surge entonces el arrepentimiento,
y aparece el remordimiento,
transformado en llanto y frustración
por un tesoro que se ha dejado escapar.
El llanto solo sirve para el desahogo,
el tiempo pasado solo sirve para recordar,
el arrepentimiento solo sirve para frustrar,
y el amor de la madre, no se puede comparar.
Hijo, ama a tu madre;
siéntete orgulloso por tenerla a tu lado;
porque llegará el día en que no la tendrás
y el recuerdo llegará a tu mente,
disfrazado de llanto y dolor.