La noche se hizo eterna,
la caricia extraviada,
no hay luna que acompañe
esta soledad inescrutable.
La lluvia pertinaz
cae sobre mi cabello,
rodando van por mi cuello
gotas que parecen diamantes.
Mis pies desnudos golpean
los charcos del pavimento,
salpicando de agua y brea
mi aturdimiento.
Ando callada, pensando…
¡Cuándo será ese cuándo!
de romper este silencio…
¡silencio sempiterno!
¡Cuándo será ese cuándo!
de capturarte con mi mirada,
que se haga trizas el hielo
que congela tus sentimientos.
¡Cuándo será ese cuándo!
que me abrases en tu fuego
y revestir mi cuerpo
del más ardiente deseo.
¡Cuándo será ese cuándo!
que salga el grito del alma,
que salga el sonido sordo
que balbucea en mis adentros
y el viento se lleve el eco,
se pierda en el universo.
¡Cuándo será ese cuándo!
Que te escuche decir… ¡Te amo!
¡Cuándo será ese cuándo…!
¿Cuántas horas habré caminado?
Fijo la vista al cielo
y veo un cielo iluminado.
¡Mi vestido!….¡ah… mi vestido!...
Ya no lo siento empapado
el sol ya lo ha secado.
Felina