Ninguno te ama más que mis dedos, que te escriben, que te adoran.
Ninguno te ama más que mis manos cuando tiemblan si te tocan.
Ninguno te ama más que mis labios, que te dan y que te roban.
Ninguno te ama más que mi cuerpo cuando con tu aliento choca.
Y ninguno, amor, ninguno, sabe amarte de esta forma.
Y ninguno, amor, ninguno, con tu aire se conforma.
Y ninguno, amor, ninguno, te ama como yo a esta hora...
Ninguno más que mis dedos, que te escriben, que te adoran.