La vi allí, en el parque y no volví a verla,
la blusa raída, sus manos de pena
y entre sus recuerdos ¿Quién sabe qué perlas?
Le decían loca, no la querían cerca.
Reía en el parque, de dicha y de fiesta,
lejos de los suyos, sin llantos ni quejas,
junto a sus amigas, a las otras viejas,
sola la recuerdo, más siempre dispuesta.
Luego la noticia me llenó de pena,
cuando la encontraron, inmóvil, ya muerta,
se había marchado cual si fuera ajena
y esa a quien ella la vida le diera,
tardó tanto tiempo en ir a su puerta,
que yo en su camino jamás me pusiera.