Marco Tulio Arellano
Adíos y Despedida
La tarde tránquila
acompaña mi almuerzo;
desde la ventana,
el cielo despejado es cortina
para mi silencio...
Avanza el tiempo
y degusto despacio,
las caricias del alimento
que nutren mi vida
y mis esperanzas...
Miro al instante un ave
que atrapa mis pensamientos,
observó con atención
su presencia en la ventana...
Centró mi mirada
en su fragil figura,
me reta desafiante,
abré su pico y canta;
lanza ideas e interrogantes...
Me pregunto ¿quién será?
¿porqué me observa?;
pienso en la reencarnación,
en el destino del alma...
Pasan los minutos,
me atrapa su presencia;
un cristal nos separa,
trata de traspasarlo inutilmente,
abre sus alas y vuelve al reposo...
Sus plumas amarillas
con degradación de ocre,
me hacen centrar la mirada
en un dialogo interior,
más allá de lo cotidiano...
Terminó de comer el alimento,
más no pierdo un instante
de su presencia;
levanta el vuelo, se marchó
sin poder decifrar su canto...
Una trágica noticia,
nos anuncia que a la misma hora;
la del vuelo en la ventana,
se despidió Omaira para siempre...
Era la chica de los ojos negros,
la de los besos de miel,
quien voló en el recuerdo
de los sueños de estudiante...
¡Paz para su alma!