Quizás tuve la ausencia antes de conocerte
lo mismo que la tristeza se me clavó en el pecho
¡pero de eso nada sabes! Te es indiferente
pues no sientes siquiera el dolor que se prende.
Sin embargo…nada es eterno ni vuelve
sólo retiene recuerdos en las copas
(las que saben a hiel) Y cuajan en la nieve
las caricias aquellas que sólo ya me arropan.
Este poema no llegará a tus manos
ni tu nombre diré porque me quema
porque la hoguera que encendimos juntos
no se ha apagado aún ni se flamea…,
por eso no desisto y te sigo queriendo
ante el irremediable sentido del olvido
-yo sé que es así pues tu recuerdo
es la sombra tenaz que yo persigo-
No hay tarde desigual sólo el momento
en que añoro ¡tal…vez! Tu simple brazo
aquél que rodeaba mi cintura
mientras yo inconciente te besaba.
No hay nada desigual…es esta calle
-la banqueta- la esquina y la silueta
que dejaba tu paso –tu rostro alegre-
Cuando juntos los dos ya nos amamos…,
¿cuántos árboles hay? Qué extraña tienda
nada de esto miré cuando contigo
tomado de tu mano transitaba
-¡nada de esto miré¡- Pero hoy estoy herido
y sobre la sangre que el costado derrama
he de dejar las huellas del dolor que siento:
ya que para olvidarte –me condeno-
y entre más te recuerdo me hago daño.
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Sergio Jacobo “elpoetairreverente