Debajo de un árbol, en un atardecer de otoño,
alguien te pedirá un beso y se lo vas a dar,
será un beso sin prisa, pero simple y pequeño,
y cuando abras los ojos, me vas a recordar.
Pero será un beso al que no te acostumbrarás,
o quizá, será un beso que sacie tu sed de amar,
y tú al sentirte feliz, jamás lo abandonarás,
y en cada tarde, y en cada beso, me vas a recordar.
Y así, se irán todos los días, y se irán los años,
y en cada noche, cuando empieces a soñar,
tu mente se llenará de sueños alegres y extraños,
y aunque tú no quieras, me vas a recordar.
Y ya cuando nos aleje para siempre el destino,
ese día, vestida de blanco, estarás en el altar,
y con un nudo en la garganta jurarás amor eterno
a un hombre que no seré yo, y me vas a recordar.
Sé que es muy triste seguir solo por mi camino,
y es muy triste prometer que te voy olvidar,
pero hoy brindo por ti, con esta copa de vino,
porque aunque estés con él, me vas a recordar.
Todas las noches, al dormir, soñaré contigo,
y todas las noches, en silencio, una oración harás,
porque tendrás miedo de soñar pues soñarás conmigo,
y porque hasta en tus sueños, mi nombre pronunciarás.
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