En casa tengo un amor sagrado,
que me da todo, me da la vida
y me hace siempre su consentida.
Por quién jamás mi alma ha sangrado.
Es punto fuerte para mi apoyo,
Es mi alegría, mi vida entera,
Yo lo defiendo como pantera
Por claro y limpio como un arroyo.
Más en la calle ¡OH! ¡Qué martirio!
Allá me espera ese otro idilio,
lleno de sexo, arma explosiva,
cuando le veo me siento viva,
¿Y si lo alejo? ¡Qué sufrimiento!
Cada uno tiene su complemento.