marco augusto

El reverdecer del amor

Arribó la aurora

en el atardecer de mi vida,

cuando el silencio era mudo

y con ella el sosiego del universo,

la alegría de los campos

y el reverdecer del amor.

Cariño yo te agasajo,

detente y percibe

como se incendia

la llama azul de mi pasión.

Subí de prisa la cuesta,

me hice amo del sol

y volaba cual gaviota

por los mares de la ilusión.

Pero emigró la aurora,

cuando bebía de la vida

 la miel más pura

del amor,

y de nuevo tembló la noche

y se quebró el cristal de mi voz,

ya no sonríen las auroras

y por mis mejillas

ruedan perlas rojas de dolor

y se escucha de nuevo

el susurro de mi silencio

y la prosa

de mi dolor.