Elegiste bien, un lugar alejado,
anónimo, solitario, autobiográfico…
de sombras alargadas y triangulares,
piedras apiladas, caras afiladas y escalones,
allí como aquí la gente no se mira
ni siquiera se habla,
sigilosamente se ríen de los forasteros
in_sonoras comen con pocos todos sus dientes
y el amarillo y el ocre se desprenden
suaves y tiernos desde sus bocas hasta sus dedos,
porque las no_miradas son tiernas
y las ropas de colores.
Indiferentes,
como arbustos móviles,
floridos y perdidamente infinitos
pidiendo historias
devolviéndote tu propio eco...
en las paredes, inocentes,
hay figuras que te abrazan
y hay palabras que te empujan
y otras que te arrastran
como un péndulo te mueves
entre los lugareños dueños
y encuentras las mil razones
del tiempo y del castigo
y del olvido,
casi los mismos agujeros y vuelves
y la sequía de lágrimas para curarte
consiste inconsistente en el viaje,
un colectivo que llega a la tierra
y arenas de los nadies,
al lugar donde todos estuvimos antes,
escondidos entre los conos,
a hurtadillas merodeándote,
detrás de mentes alargadas como esas sombras,
de narices triangulares como aquellas,
caras, otras caras, peores caras
muy a pesar de los odontólogos,
muy a pesar de los grises y cementos
y en el final de la carretera
nadie te mira, ¿a quién le importamos?
¿Quién sabe que hay debajo de cada carne?
Un hombre, un nombre,
amor carnal, sangre sin emociones,
esqueleto
y tu te fuiste y elegiste
por encima de todo eso
y te sentiste bien.