Ernesto Spinosa

EL TACTO

Un beso en tu mano

de dorso frio

de piel pálida

que suba

a paso lento pero firme

por tus brazos sensuales

extremadamente bellos.

 

Que se detenga un instante

en la redondez de tus hombros

a observar el paisaje recorrido

a lamerlos sutilmente

con los ojos cerrados

como a un cremoso helado.

 

Que pase a tu médula espinal

para que lo lleve de paseo

por todo tu cuerpo

como un polisón

que viaja clandestino.

 

Que continúe a tu cerebro

como un impulso eléctrico

para implantarse en él

como una emoción perdida

como un viejo recuerdo

como un instinto ancestral

para quedarse

petrificado en tu memoria

y en tu gran corazón

convertirse

en lo que se llama amor.