Caminando, casi desesperadamente
llego al parque y me siento en una banca,
y a cada minuto, llega mas y mas gente,
y esta simple tristeza mi corazón arranca.
Sonriendo, va el loco amante
cantando las canciones de antaño
y ocultando su triste semblante
porque un amor le ha hecho daño.
Llorando, va la niña de cabellos de oro
pidiendo a gritos un simple helado,
y escuchando a lo lejos el afligido coro
de un hombre triste y enamorado.
Sollozando, está aquél viejo hombre
que desde hace años carece de compañía,
y de su mujer ya solo recuerda su nombre,
ese nombre que siempre repite… María.
Orgulloso, el árbol ha dado su fruto,
y yo siento que me falta algo mío,
y junto a las flores que mueren de luto,
yo te espero muriéndome de hastío.
Uniéndose, una a una van las mariposas
dejando atrás su humilde capullo
emprendiendo el viaje hacia las bellas rosas,
y produciendo con sus alas un sutil murmullo.
Amándose, sujetados de las manos
van los novios a paso lento,
y mientras, yo te hecho de menos,
lo juro, todos saben que no miento.
Felices, juegan los niños en el jardín
y su sonrisa encaja con perfecta sincronía
al creer que la diversión nunca tiene fin.
Y me retiro del parque con mi triste agonía,
y sé que mi amor por ti no tiene confín,
y te amo, aunque vaya solo en la calle vacía.
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