Darte primero por entero,
más de una herida te abrirá,
y detrás de cada dentellada,
por el veneno, en los colmillos
contenido, detrás de cada herida
abierta, un poco acaso,
la vida escapará.
Mas si detrás
de novecientas
y noventa y nueve
dentelladas puedes hallar,
una mano amiga extendida,
hacia tu mano aun herida.
Entenderás que
habrá valido la pena,
haberte dado primero,
sin distinción ni reserva.
Por esa mano hallada
y quizá también en actitud amiga,
que podrá tu desencanto borrar.