Algunos pasajeros van de prisa cargando su equipaje
llevan todas sus pertenencias en un espacio tan pequeño,
y solo sueñan en lo que sigue después de este viaje
y se olvidan que la vida es mas que un complicado sueño.
Veo a otros que se dicen adiós con gesto indiferente
y algunos lloran uniéndose en un abrazo fraternal,
y hay unos novios despidiéndose con un beso triste
porque no es cualquier beso, sino uno que sabe a final.
Una mujer pensativa llega a la estación con boleto en mano
como tratando de olvidar algo, una vida o un pasado,
pero ignora que este largo viaje será en vano
porque entre sus cosas, todos sus recuerdos los ha empacado.
Un par de ancianitos que compartieron sus vidas día a día
abandonan su casa, su tierra, sus costumbres y raíces
y en su mirada se refleja una profunda melancolía
como preguntándose ¿por qué nos vamos si aquí somos felices?.
Y este amor mío, se despide con un beso en la mejilla
y en ese instante se escucha el ultimo aviso: es tiempo de abordar.
Y observo a ese amor cómo llora desde la ventanilla,
aceptando que con este adiós, algún día me podrá olvidar.
Y este amor mío tal vez se aleja para siempre
como si el destino jugara entre nosotros una broma,
y juro que llevaré en mi corazón este día de diciembre
y nunca olvidaré su sonrisa, sus ojos y su aroma.
En este mediodía el tren de la estación ha partido,
sin saber hacia donde va, ni cuando regresará,
solo sé que todo lo que es mío se ha ido
y me queda la incertidumbre si este dolor pasará.
Estuve ahí, sentado afuera de la estación del tren
cumpliéndose la fecha en la que mi amor se alejaría,
mirando a otros amores que llegan y se alejan también,
jurándose entre lágrimas: te volveré a ver algún día.
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