Como hoja seca flotando a la deriva
se acostó mi alma una mañana,
sobre el lienzo desgarrado de una estrella
en espera de mi siempre amada.
Como el dolor que reniega de la herida
se despertó mi alma una alborada,
después de caminar sobre la estela
de noches plagadas de nostalgias.
Como el sinsonte que con voz marchita
se estremeció mi alma entrecortada,
por voces apagadas en la niebla
de una lágrima vacía y solitaria.
Como el adios en triste despedida
así lloró mi alma acongojada,
en el continuo llanto de la espera
de ese tierno amor que se me escapa.
Como el ave que en la sombra anida
mi alma comprendió en lontananza,
que este amor que calla y desespera
tiene su ruta ya marcada.
LEO HENRY