Eduardo Urueta

Iván

 

Ya no somos, ni tú, ni yo, ni la catarata

Y estás a espaldas de Iván y al frente

en todo el verde que quisiste

y que no tengo, ni tenía.

Eres de noviembre esta muerte

y el sentimiento de dos días.

 

Llueve y el soplo de la tormenta

es la memoria de la poesía giratoria

que siempre, a ti, vuelve

para irte desperdiciando en el olor de la vida.

Llueve sí y ya es diciembre

terriblemente nos deja

como tú

sepultados en su vertiginosa estancia corta.

 

Endeudado no,

sonríendo la pedacería.

Desperdigado no,

indagando la cremación que te clausura.