Un sentimiento nuevo
con cada amanecer
fermenta hecho poesía
por debajo de mi piel,
se hace parte de mi sangre,
trepa nervios y tejidos,
llega claro hasta mi mente
y hace eco en mis latidos.
Lo descubro, lo percibo
y los ganchos se conectan,
con los ojos lo intuyo
y lo plasmo con las letras,
los músculos trabajan,
baja entero por el brazo,
mueve huesos y tendones
al volcarse en cada trazo.
Se hace tinta azulada
en la bendita lapicera
que en mis dedos, apretada,
a mi espíritu libera,
y aquellas sensaciones,
emociones y deseos
se transforman en canciones
y algo lindo que releo.
Conexión extravagante
entre alma y papel blanco
que se escribe desde arriba,
desde abajo o por los flancos,
rebalsando los renglones
y tachando verborreas,
conjugando cuerpo y vida
sólo para que vos leas.