de tu altura insignificante,
allí también anda la basura y sus males
con la escoba de las profundidades.
No creas que tu erguido pico iluso
es diamante,
por donde anda el hambre
deambulan las curtidas verdades y
los cerros del sueño de la plata
elaboran los dignos metales con su propia forma.
En la alfombra sucia de la tierra
todo lo que se barre es femera, aunque
trepe la cúspide del cielo y la parra,
lo que ves no es la obvia vil moneda,
es solo tu ilusa mirada artera
que pinta los míseros colores de tu huerta.