El sol brinda sus rayos
al árbol que se ha secado,
tal vez quiera reanimarlo
al verlo triste y quemado.
Tal vez el sol ignora
que lo ha matado el estío
y se han secado sus hojas
por ese verano impío.
La tarde se ha puesto triste
al ver tan penosa escena…
Un árbol con muertas raíces,
sufre de pie su condena.
Alejandro J. Díaz Valero