El humo de un cigarrillo
que se consume en el tiempo,
descubre el sufrimiento
de éste ser tan sencillo.
Es la noche la que alimenta
las oscuras ruinas de mi alma,
con desdén las escarmienta
y en silencio las desarma.
En la distancia te recuerdo
entre las mantas del deseo,
suspirando por el olvido
de un destino que no fué mío.
El reloj me atormenta
con el pasar de las horas
su tick tack despierta
fantasmas que me ahogan.
Es la cicactriz en mi alma
lo único que me queda,
el fugaz recuerdo de la calma
a mi corazón desespera.