Recuerda la niñez en su magnitud,
con lágrimas que brotan y se deslizan,
en vértigo que aprisiona tu perfecta virtud
de sentimientos surgidos que paralizan.
El tiempo transcurre como ráfagas de viento,
pierdes la primavera de la vida,
alzas la mirada fija al firmamento,
y ves la penumbra de la infancia perdida.
Pasan los años y el joven anhela la infancia,
el anciano recuerda la juventud,
con mirada fría de silencio en abundancia
y semblante a tristeza dibujada en magnitud
Cuando el triste corazón se enajena
en líricos madrigales
que tu nombre siempre suena
en voces angelicales.
Volverán las amistades perdidas
como luz fugaz desvanecida,
en recuerdo y tristes despedidas
que invaden los vacíos de tu vida.
Volverán las amistades que pensabas
tu nombre de letras de oro a escribir,
pero aquellas que tanto añorabas;
esas, no volverán a existir.