Rosa de los vientos

Matisse

Mi casa no es muy grande

pero siempre habrá espacio para el amor

aunque yo esté triste y desconsolada

reconoceré su voz.

 

Estaré siempre sentada en aquella silla

cercana a la ventana que da al jardín

y mi reflejo en el vidrio empañado

avisará del cambio de estación.

 

La cortina recogida y la perspectiva.

Todo indica que me miras, me analizas y me pintas.

Calculas y te emocionas,

dejas de lado el lienzo y me animas:

“Cruza los pies debajo de la mesa

y lee este libro ensimismada”.

 

Vuelves a tu trabajo de artista

y yo quedo plasmada

como el amor que entró un día por esa ventana

y eternizó tu obra.