Que vengan aires nuevos a estos tiempos,
exiliemos el rencor definitivamente.
Que el viento enrarecido de ponzoña
huya ipso facto como brisa herida.
Que gusanos no haya en nuestras vidas
dispuestos a devorar nuestras humanas fibras.
Que el abrazo sea sincero y no impostado.
Que la sonrisa emane como fuente
para inundar de gozo nuestras almas.
Que el amor sea concreto y no volátil,
que duradero sea y no efímero.
Que cada apretón de manos sea tibio,
que el fuego del amor sea su centro
y a todos llegue con su luz más fuerte:
Que estas aspiraciones se hagan hechos.