Una y otra vez, en vano intento perderme
en los mares; las olas me repelen
trayéndome de nuevo a tu orilla.
Me voy con el río y a veces en el
viento intento confundirme; las alas
del olvido son de hielo, ceden ante el
sol de tu recuerdo y vuelta a
precipitarme con violencia peligrosa.
He intentado partir sin mirar
atrás; entre noches frías te volví
a encontrar. De brazos rotos
te rescaté. Sin lugar a dudas
esta gravedad no la conoció Isaac (Newton).