Dorril

Nunca fuimos.

Las palabras carmesí brotaron de tu alma,

parecían tener vida propia,

las clavaste una a una en el seno de mi ser,

querías vivir muy dentro de mí,

y yo morir junto a ti.

 

¡ay, de los condenados como nosotros!

 

¿por que aquella flama que abrasaba al mismo infierno acabó por ahogarse de sí misma?

¿por que nos arrancamos uno del otro?

¿que somos ahora, sino ún recuerdo de lo que fuímos

¿que será de nosotros con solo un trozo de nuestras almas?

 

El abismo de la duda me quebranta hasta el fondo de mi pensamiento,

La negrura de la soledad se alimenta y crece de mi abatimiento.

 

Hemos sido peones en ese juego del amor,

impulsados por aquél alborotador.

 

Y ahora solo piezas quebradas y perdidas,

vagando por los senderos de estas vidas.

 

Sin saber si este buscapleitos llamado corazón, el ser rey seguira fingiendo,

andaré y andaré un paso a la vez que los peones, peones seguiran siendo...