Dios ha muerto en la ciudad.
Duerme su sueño eterno,
bajo el prostíbulo de la humanidad,
su nuevo regente,
el somnífero omnisciente,
Señor Valium Altísimo,
Señor de la inconciencia
Señor del despertar yacido.
Sus ángeles de la comunicación,
un celular alado,
que calla los sentimientos.
Un televisor donde a los leprosos
solo se les desprende la dignidad.
Y donde los demonios,
tientan con lujuria y vanidad.
Si no puede ver con los ojos de su alma,
mire por los ojos del nuevo Dios.
El paraíso esta en la nada.
El pecado esta en amar.
Un vicio es la solidaridad.
Una oración es un e-mail.
Una peregrinación al mercado.
La virtud es no pensar,
y el infierno es no poder escapar.