Resplandeció la tarde explotando en caricias,
iluminando el cielo de dos cuerpos arados.
Fuegos fatuos de amor, de la vista delicias,
fluorescente festín, en celajes dorados.
Se iluminó la tarde estallando en sonrisa,
rebosando color en los campos surcados.
Armonías en flor, perfumando la brisa,
entregando en candor sus tesoros guardados.
Se maquilló la tarde, encendiendo velitas,
deslumbrada en su luz, contemplaba a su amado.
Poco a poco el sol, va colgando estrellitas,
sutilezas de amor… que siempre ha derrochado.
Al instante la tarde, se recoge el cabello,
cataratas de luna le recorren el cuello,
destellando dulzura con su mágico aliento,
le brinda al sol un beso, entregándolo al viento.