Mírame, ves como he
quedado desde que no eres
mía: he vuelto a las andadas
refugiando mi vida entre
copas y amigos… tratando
que las penas no ensanchen las
heridas.
Mírame, dile a tu silencio,
que es el mortal puñal que haz
clavado en mi pecho, que si un
día se rompiera no lo haga
conmigo; porque sabré,
también, hacer lo mismo
aunque muera de ganas
porque lo hagas.
Mírame y recoge mis penas,
en tu mirada, si puedes ver
dentro de mi alma como una
vez dijiste que lo
hacías…cuando todo era risa,
cuando era alegría y cuando
no faltaban los te amo.
Mírame y mira a tu
alrededor; es tan complejo, que
traza directrices a tu vida
como si fueras pieza de
ajedrez movida por distintos
pensamientos y, después de
mirarnos, mira dentro de tu
corazón y enfócate en lo que
realmente quieres.
PABEDIZ…